En 1995, Wooldridge y Jennings definieron los principios que aún hoy guían el desarrollo de agentes inteligentes. Este artículo conecta esa visión fundacional con los sistemas agentic que estamos implementando en organizaciones de la actualidad.
Carlos Mercado
Michael Wooldridge y Nicholas R. Jennings.
25.05.2025
Mucho antes de que la inteligencia artificial generativa tomara fuerza, existían ya las bases conceptuales que hoy definen el desarrollo de agentes inteligentes. En 1995, Michael Wooldridge y Nicholas Jennings publicaron uno de los ensayos fundacionales sobre el tema: "Intelligent Agents: Theory and Practice". Lo que sorprende es que, a pesar de la distancia temporal, muchas de las ideas que allí se plantean siguen siendo no solo relevantes, sino indispensables para quienes hoy lideran la adopción de IA.
Wooldridge definía a un agente como una entidad capaz de actuar autónomamente en un entorno para alcanzar objetivos. Esta definición no dependía de redes neuronales ni de grandes modelos de lenguaje. Se basaba en un conjunto de propiedades que, hasta hoy, siguen guiando el diseño de sistemas verdaderamente inteligentes:
En su momento, esto fue un cambio de paradigma frente al enfoque centrado en programas que simplemente respondían a comandos o reglas fijas.
Hoy, cuando hablamos de agentes en Aigentz, nos referimos a sistemas construidos sobre estos principios. No se trata de simples asistentes que responden preguntas, sino de entidades que entienden contexto, razonan, deciden y actúan. Lo que Wooldridge y Jennings propusieron como marco teórico hoy se materializa en agentes capaces de:
Lo fascinante es que, aunque el cómputo, los modelos y la infraestructura han evolucionado exponencialmente, los desafíos de diseñar agentes robustos siguen siendo muy similares:
La diferencia está en que hoy tenemos herramientas (modelos fundacionales, infraestructura escalable, interfaces conversacionales) que hacen posible implementar lo que antes era solo conceptual.
Wooldridge hablaba en 1995 del potencial de los agentes para operar en sistemas distribuidos, entornos cambiantes y tareas de alta complejidad. En esencia, describió el tipo de software que hoy necesitamos para orquestar decisiones en empresas, gobiernos o laboratorios.
En Aigentz, abrazamos esa visión —pero la traemos al presente. Diseñamos agentes que no solo entienden su entorno, sino que están hechos a medida para operar con datos reales, flujos críticos y métricas de impacto. La teoría se volvió práctica. El concepto se volvió arquitectura.
Descarga el estudio original de Wooldridge y Jennings (1995) para explorar cómo los fundamentos de los agentes inteligentes siguen guiando las soluciones más avanzadas de la actualidad.
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